Hola de nuevo.

Siguiendo con la temática del consumo, hoy os traigo un artículo relativo a las TIC, es decir, a las Tecnologías de la Información y la Comunicación o, diciéndolo de forma más sencilla : las nuevas tecnologías. En este artículo encontrarás material suficiente para preparar una charla, ya sea a tu hijo o a tus chavales si eres monitor.

Hace tan sólo unos días vi en las noticias que España es uno de los países europeos con más jóvenes en una situación de riesgo de cara a poder convertirse en adictos a la tecnología (especialmente debido al uso de las aplicaciones de mensajería móvil y de los smartphones en general). Yo misma veo como muchos chicos y chicas ya con 11 años tienen un móvil, pero ya no un móvil ladrillo como los de antaño, sino un señor Smartphone. Y mi pregunta es, ¿realmente lo necesitan? (a lo cual yo contesto con un contuntente: NO).

La tecnología marca constantemente un antes y un después, sobre todo en el ámbito de las comunicaciones y no sólo en la rapidez e inmediatez de las mismas, sino en la forma de comunicarnos. Antes para hablar con una persona que estaba a kilómetros de distancia era necesario hacer uso de las cartas, más adelante el ser humano pudo comunicarse por teléfono y a día de hoy son innumerables las posibilidades que tenemos, pasando muchas de ellas por Internet. No obstante la tecnología no se aleja del resto de las cosas en cuanto a que, como todo, debe usarse bien. Como diría Platón «las cosas son buenas en su justa medida».

Seguro que hasta este punto estamos todos de acuerdo, pero, ¿cómo se usan bien las nuevas tecnologías? ¿qué riesgos hay, especialmente para los jóvenes? En este artículo nos centraremos en el uso de las redes sociales y de los smartphones (teléfonos móviles con Internet, aplicaciones, etc.)

Redes sociales: no pongas en ellas lo que no quieras que se sepa de ti

Una red social es un sitio web donde cada usuario tiene una cuenta asociada a un perfil. Hay varios tipos de redes sociales, en algunas los usuarios pueden poner fotos (como Facebook o Tuenti) y en otras lo que importan son exclusivamente las palabras (como Twitter). Además en el caso de las primeras pueden ser terceras personas (amigos) quiénes suban fotos y nos «etiqueten», por lo que una foto subida por otra persona pasa a asociarse a nuestra cuenta y a ser vista por las personas que pueden ver nuestro perfil.

Las redes sociales tienen como beneficio que las personas pueden interactuar en ellas de forma rápida, compartiendo comentarios, fotos e impresiones (incluso se puede jugar a través de algunas de ellas). La interacción social es la parte más atractiva y, en el caso de los adolescentes más jóvenes el deseo de entrar en una red social no es otra cosa que el querer estar donde sus amigos están para no perderse nada. No obstante para poder usarlas con cabeza hay que tener en cuenta unas normas mínimas de seguridad:

  1. Las redes sociales tienen una edad mínima. Por desgracia a pesar de que en algunos casos se vigile, no existe ningún mecanismo que permita averiguar si un perfil coincide con la edad mínima permitida (aunque bueno, digo yo que si con 14 años ya se puede tener DNI, podrían hacer algo vía DNI electrónico, pero a día de hoy no está muy asentado todavía). Si tus hijos o tus educandos no tienen esa edad, deben comprender que NO deben usar las redes sociales.
  2. Las redes sociales permiten configurar distintos niveles de privacidad. Lo primero que debería de hacer todo usuario (sea menor o mayor de edad) es revisar el nivel de privacidad que viene por defecto al crear una cuenta y establecer el nivel deseado. Para que os hagáis una idea por ejemplo en las redes sociales más famosas en las que se pueden subir fotos, un perfil puede estar abierto a TODO el mundo (todo el mundo puede ver tus fotos y asociar tu nombre con tu cara si usas tu nombre real), sólo a nuestros amigos (es decir, aquellos que hayamos autorizado expresamente) o algo intermedio: a tus amigos y a los amigos de estos. Personalmente recomiendo que la gente lo restringa a sólo sus amigos, de éste modo siempre sabrá quién tiene acceso a sus fotos.
  3. Ser conscientes de a quién agregamos como amigos. Si establecemos un nivel de privacidad restringido pero aceptamos a todo el mundo que nos manda una invitación (en las redes sociales NO ES EXTRAÑO que desconocidos nos inviten a ser sus amigos), no sirve de nada.
  4. Como comentábamos en el «eslogan» de este apartado, NO pongas en las redes sociales lo que no queiras que sepan de ti. Al fin y al cabo es información y nunca sabes si alguno de tus amigos puede difundir lo que cuelgues. Una regla de oro es dejar lo privado alejado de Internet, lo más posible. No ha sido la primera ni la última vez que alguien sube una foto comprometida para que la vea su círculo más cercano y al final acaba difundiéndose y afectando socialmente a quién la subió, así que ojito.

Si ya tienes una red social, te invito a que hagas el siguiente ejercicio: comprobar tu coeficiente de presencia/visibilidad en internet. Esto no es otra cosa que una manera de medir cuánta información hay de ti en Internet. Para ello pincha en este enlace http://www.webmii.es/ y rellena el formulario.

Móviles: ¿enganchados?

Ahora viene el turno de los móviles.

Yo de pequeña tenía móvil (entendiendo por pequeña unos 11 años), mi primer móvil era lo más retro del momento (era heredado) y lo usaba para poder llamar a casa si había algún problema cuando salía de excursión o similar. En mi adolescencia los móviles inteligentes no existían, por lo que nunca estuve tentada de usar nada similar a las aplicaciones de mensajería que hay ahora, que usando internet son gratis. Además mi tarjeta era de pre-pago con lo que tenía que calcular muy mucho el número de llamadas y mensajes que hacía antes de que se me acabase. A día de hoy tengo un smartphone (evitaré decir marca por aquello de no hacer publicidad gratis) y lo cierto es que para algunas cosas lo disfruto mucho, incluso yo misma uso prácticamente a diario los mensajes vía tarifa de datos. Eso sí, cada cosa tiene su momento del día. Esto es, si estoy en el trabajo ya puede vibrar el móvil todo lo que quiera que estoy a cosas más importantes. Si estoy en una reunión social (una comida, una cena) no saco el móvil y paso del resto (salvo que sea para ver si un mensaje entrante es o no urgente, pero es cosa de segundos). En resumen, intento hacer un consumo responsable del aparato. Aún así, incluso los adultos con cierta madurez y conciencia pueden (podemos) caer algún que otro día en un uso por encima de lo debido. Si esto nos puede pasar a nosotros, ¿cómo no va a pasar con los adolescentes?

El deseo de tener un terminal altamente cualificado (me refiero a que tenga internet y funcionando, con tarifa de datos pagada por mamá y papá) viene del mismo sitio que el deseo por estar en las redes sociales : los amigos lo tienen, yo lo quiero para ser uno más. ¿Quiere decir esto que hay que comprarle un móvil a un chaval o chavalita de 11 años? Esto es decisión de los padres, pero hay que saber que también existe un término medio. En primer lugar hay que educarles e instruirles en el buen uso del mismo, para ello es necesario establecer los límites que ellos, a menudo, no pueden, esto es: establecer horarios. Desde mi humilde punto de vista (al igual que en todo el artículo) un chico o chica de estas características puede usar el teléfono de sus padres con internet dejándoselo estos en tiempos previamente acordados. O bien tener un móvil con capacidad de tener internet pero sin tarifa de datos, de modo que sea en casa y cuando están sus padres pendientes (lejos además del horario del colegio o actividades extraescolares) cuando pueda usarlo bajo cierta supervisión.

De cara al ámbito educativo se puede pedir a los chicos y chicas que hagan una reflexión del tiempo que pasan gastando el teléfono (o las redes sociales) frente a otras actividades que consideremos importantes. También es una buena idea que ellos mismos hagan una lista de cosas buenas y cosas malas que les puede aportar la tecnología, antes de contarles más para que ellos mismos relfexionen por sí mismos.

¡Ojo! Todo esto aquí comentado es para hacer un buen uso de las tecnologías, pero no para decir que éstas sean malas por naturaleza (como anécdota curiosa al respecto, si buscáis la marca de la bestia en la wiki aparecen teorías sobre la relación del 666 con el prefijo www que precede a las webs). Por ejemplo en el ámbito escolar personalmente admiro el uso que se le está dando a las TIC, tanto a nivel de recursos de hardware (los dispositivos que se pueden tocar, como un tablet) como a los profesores que se modernizan y cuelgan contenidos extra para sus asignaturas en sus blogs (como vídeos para reforzar el estudio).

Dado que el tema da de sí, habrá más contenido en el blog al respecto, mientras tanto espero que os sirva de ayuda para recabar información al respecto.

Un saludo y que paséis buena semana 🙂

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